Créditos hipotecarios: Quienes eligieron UVAs deben 50% más que si optaban por el sistema tradicional

El acceso al crédito hipotecario fue uno de los objetivos de la gestión de Mauricio Macri, y si bien fue exitoso en cuanto a la posibilidad de darle préstamos a personas que sin las facilidades de la cuota inicial baja que otorgan los UVAs jamás podrían haber accedido, la persistente suba de la inflación podría convertir ese éxito inicial en una pesadilla para miles de familias.

Como detalló el consultor económico Christian Buteler, quien sacó 1 millón de pesos en un crédito UVA en abril de 2016, cuando se presentaron los mismos en el mercado, comenzó a pagar su préstamo con una cuota de 7.915 pesos mensuales, frente a las más de 12 mil que paga en la actualidad.

Por cada millón de pesos obtenidos mediante  créditos hipotecarios UVA con un plazo de 20 años, se pagaba como cuota inicial $7.915, mientras que la actualidad el valor de la cuota es de $12.175;  a la vez que, quien en su momento eligió el formato de préstamo tradicional, el cual en el Banco Nación se otorgaba con 3 años de tasa fija de 14% anual y luego se convierte en variable, en la actualidad paga $12.435 pesos, lo mismo que cuando sacó el crédito.

Pero más allá del incremento en la cuota, cuyos valores están hoy casi equiparadas, la gran diferencia reside en la deuda total. Quienes optaron por las UVAs, deben hoy 1.501.826 pesos por cada $1.000.000 que recibieron; frente a los $979.858 que adeuda quien optó por el préstamo tradicional.

Las UVAs, atadas a la inflación vienen subiendo por encima del dólar, pero sobre todo, por arriba del nivel de ingresos, por lo que la pérdida del poder adquisitivo frente a la inflación, pega de lleno en quienes tomaron estos créditos.

La nueva acelerada de los precios en los últimos meses empujaron para arriba la deuda total en UVAs, las cuales se encarecieron a lo largo del último año un 25.28%, por encima de la mayoría de los acuerdo paritarios. A su vez, al ser un préstamo indexado, el poco capital pagado en cada cuota, apenas impacta en el total adeudado haciendo que la deuda final aumente en lugar de reducirse, con el agravante de que la tasas de interés real, que se le suma a la inflación, hace que la deuda y la cuota sean aun más grandes.

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