La titular de la Oficina Anticorrupción (OA), la militante Laura Alonso, fue denunciada penalmente por supuesto direccionamiento contra dirigentes opositores en las denuncias que radicó en la Justicia federal. «Alonso actúa con parcialidad manifiesta. Es una ‘funcionaria militante’ que no está luchando contra la corrupción como corresponde a su cargo sino persiguiendo adversarios políticos», aseguró el dirigente social cercano a Francisco, Juan Grabois.
Grabois es uno de los referentes de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y mantiene un estrecho vínculo con el Papa, ante quien oficia como consultor del Consejo de Justicia y Paz. «El direccionamiento de las investigaciones de la Oficina Anticorrupción y la selectividad ideológica en las denuncias son delitos en sí mismos» sostuvo el denunciante, quien también solicitó que se investigue si incurrió en los delitos de «incumplimiento de deberes de funcionario y abuso de autoridad».
«Alonso, en la medida que ejerce una función pública, debe mantener una posición de objetividad y actuar con imparcialidad. Es indignante que habiendo más de 22.000 funcionarios públicos que por distintos motivos no presentaron sus formularios de declaraciones juradas en 2016, Laura Alonso como titular de la Oficina Anticorrupción, promueva una denuncia penal contra Emilio Pérsico», continuó.
«La imprescindible lucha contra el cáncer de la corrupción no puede ser degradada a la categoría de mecanismo persecutorio contra los que el poder visualiza como sus enemigos. Eso sólo consolida la corrupción estructural y la política del carpetazo. Hay que dejar registro en los tribunales de todas las arbitrariedades que están sucediendo en este tiempo de perseguidores que odian a los ‘negros patasucia’, pero que no se pueden ‘blanquear’ la mugre que llevan ni con un millón de sinceramientos fiscales”, concluyó.
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