Mientras Brasil atraviesa uno de los peores momentos de la epidemia de coronavirus, con un promedio diario de 2 mil muertes y un acumulado de 290 mil casos fatales, este viernes el presidente Jair Bolsonaro recurrió al Tribunal Supremo para pedirle limite el poder de gobernadores y alcaldes para suspender o limitar las actividades económicas por motivos sanitarios.
El presidente brasileño se dirigió al Máximo tribunal de se país para exigir que los decretos locales que limitan actividades o la circulación de personas deban ser primero aprobados por las respectivas legislaturas regionales o municipales, una instancia que sólo ralentizaría la toma de decisiones de este tipo (a las que Bolsonaro se opone desde el inicio de la epidemia).
El mandatario también anticipó que no intervendrá con fuerzas federales en caso de que se produzcan estallidos de desobediencia civil contra las cuarentenas impuestas por los gobernadores. “Mi Ejército no va a salir a la calle para cumplir decretos (de cuarentena) de los gobernadores. Si el pueblo decide entrar en desobediencia civil, no les entregaré el Ejército ni por orden del Papa”, amenazó.
En el mismo sentido, comparó a las cuarentenas con “dictaduras” y pronosticó “situaciones de caos” derivadas del “hambre y la falta de empleo que ya está sintiendo el pueblo por esta idea de cerrar todo”. “Me culpan a mí como si fuera insensible frente a las muertes pero el hambre también mata, la depresión que causa suicidios en Brasil. ¿Dónde iremos a parar? ¿Será que la población está preparada para una acción del gobierno federal frente a eso?”, concluyó.
Mientras tanto, la ciudad de Río de Janeiro, capital turística del país, decretó hoy la prohibición del uso de playas y de los baños de mar durante este fin de semana, aplicando incluso un toque de queda nocturno para restringir la movilidad en el marco de un gravísimo colapso sanitario en la segunda ciudad más populosa de Brasil, con una ocupación de camas de terapia intensiva que llegó al 95%.