A menos de una semana del Congreso Nacional del Partido Justicialista, que se celebrará el próximo 5 de marzo en el micro estadio de Ferrocarril Oeste, el gobernador chaqueño Jorge Capitanich anticipó que buscará presidir el partido, planteó la necesidad de reinsertar al Justicialismo en el plano internacional y propuso la creación de una “confederación de partidos” que otorgue un marco para la coalición de gobierno. El ex Jefe de Gabinete también minimizó las diferencias internas del Frente de Todos, sosteniendo que hay que acostumbrarse a la convivencia de “miradas distintas”.
Capitanich pidió un “reconocimiento” por parte del peronismo para los dirigentes que se opusieron al macrismo y lograron imponerse en sus respectivos distritos: “¿Por qué no hemos privilegiar a aquellos que hemos ratificado liderazgo en nuestros respectivos distritos? ¿Por qué no brindar reconocimiento para personas que han tenido la capacidad de oponerse sistemáticamente al macrismo, soportar las persecuciones de carácter político judicial, tener la humildad de construir siendo intendente y tener otra victoria política?”.
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Con estas declaraciones, el dirigente ratificó su voluntad de luchar por la conducción nacional del PJ, para lo que tendrá que competir con el actual titular José Luis Gioja y el recientemente autopostulado Alberto Rodríguez Saá. El Ministro de Defensa Agustín Rossi que consideró que lo “lógico y razonable” sería la conducción partidaria fuera para el presidente Alberto Fernández y algunos intendentes del conurbano también presionan por un candidato propio, que podría ser el intendente de Malvinas Argentinas Leonardo Nardini. “Voluntad tengo y el deseo está directamente asociado a un reconocimiento del conjunto del justicialismo”, explicó Capitanich, quien aprovechó para cuestionar a un sector del peronismo que buscó una vía de conciliación con el macrismo: “Es necesario tener coherencia, que no todos tuvieron en la etapa anterior”.
El Congreso partidario elegirá a la Junta Electoral que administrará las elecciones del 5 de mayo. Más allá de las diferencias, el gobernador definió como “óptimo” consensuar una lista de unidad: “El 7 de mayo vence el mandato de las autoridades constituidas y en consecuencia nosotros prevemos que exista consenso en todos los actores del sistema político e institucional que pertenecen al justicialismo a nivel nacional, con el objetivo de garantizar su continuidad jurídica. En ese marco, creemos que lo óptimo es una lista de unidad”. Pero aclaró: “Ahora bien, no podemos desconocer que a lo largo de la historia el justicialismo ha tenido una tensión entre lo que significa partido y gobierno y cuando el gobierno es ejercido por un hombre o mujer de nuestro espacio, claramente conduce al partido. Nosotros lo que transmitimos es que si Alerto Fernández y Cristina Kirchner consideran que las autoridades formales del partido debieran ser personas distintas, hay que buscar un mecanismo que no divida y exprese la diversidad de nuestro espacio”.
Como premisa, Capitanich planteó la necesidad de convocar “a todos los actores que se fueron para que vuelvan al espacio”, para luego definir “un plan de acción que signifique maximizar el número de afiliados, que el PJ sea una referencia de carácter mundial en el sentido de propiciar y conducir una internacional solidaria para evitar los banquinazos que han ido desde una internacional liberal hasta una internacional de la socialdemocracia”.
En este sentido, añadió: “En el plano local, es un desafío para nosotros saber si efectivamente vamos a liderar el proceso de construcción de una confederación de partidos. El Frente de Todos es una coalición diversa. Es necesario darle institucionalidad política. Se le puede dar a través de una confederación y es necesario discutirlo con el resto de los partidos que lo conforman para darle institucionalidad y fortaleza”.
Esta institucionalidad apuntaría a construir una herramienta política que trascienda la disputa electoral: “Tomar estrategias desde el punto de vista político significa tener fortaleza y capacidad institucional y músculo político para tomar decisiones, y eso significa un espacio de debate pero también de consenso. Que eso fluya y pueda respaldar las decisiones ante un mundo que es cambiante y dinámico y que requiere la permanente toma de decisiones sabiendo que la gobernanza no será una tarea fácil y sencilla”.
Finalmente, en cuanto al balance de los dos meses y medio de gestión de Alberto Fernández, consideró: “Nosotros compartimos la dirección. La estabilidad cambiaria es una precondición necesaria para la estabilidad y crecimiento económico con distribución de la riqueza. Un modelo de acuerdo con el FMI que reconoce que la deuda pública argentina es insostenible, puede abrir las puertas para que haya a través de organismos internacionales de crédito financiamiento para infraestructura, lo que es clave. Todo eso puede generar un clima para a su vez tener un buen acuerdo con los acreedores externos privados. Luego en el plano local, un acuerdo de precios y salarios, descenso de la tasa de interés, desacelerar la inflación y frenar la caída económica y para generar nuevamente la inversión, con una atmósfera razonable”.