Para evitar riesgo de contagio de coronavirus en las cárceles, en Estados Unidos la Justicia y las autoridades políticas autorizaron la excarcelación de miles de presos. En Nueva York, afectada gravemente por la pandemia, el gobernador ordenó la domiciliaria para 1.100 personas privadas de su libertad.
Esta decisión del mandatario se produjo luego de que reclusos en la cárcel de Riker’s Island dieran positivo. El doctor a cargo de la unidad penitenciaria, Ross MacDonald, aseguró que «hay cerca de 200 casos confirmados cuando hace solo 12 días tuvimos el primero. En ese espacio de tiempo, hemos movido montañas para proteger a nuestros pacientes”.
El profesional habló del duro panorama que atraviesa su país en materia de salud: “Esta no es una crisis generacional de salud pública, sino una crisis de una magnitud que ninguna generación que vive hoy ha visto jamás. Es posible que nuestros esfuerzos frenen este crecimiento, pero como médico debo decirle que es poco probable. No puedo tranquilizarles de algo que solo desean que sea verdad”.
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También se autorizó la excarcelación de 3500 internos en California, que continuarán cumpliendo su pena en sus casas. Ante esta situación, en la que se deja constancia de que los presos no solo están expuestos a la pandemia sino también el personal penitenciario y médico de una prisión, el procurador William Barr libró la orden de que salgan de las cárceles federales los detenidos de más de 60 años, unos 10.000 aproximadamente.
En Argentina, la polémica está instalada, luego de que detenidos en la cárcel de Devoto organicen un motín pidiendo continuar cumpliendo sus condenas en sus casas. Alberto Fernández ve viable que existan excarcelaciones mientras que Sergio Massa advirtió que pueden existir juicios políticos para aquellos jueces «que liberen presos».