Las medidas tomadas por el Presidente Alberto Fernández en el marco de esta pandemia le han valido elogios y un crecimiento en su nivel de aceptación pública. Sin embargo, esta mañana, la imagen de cientos de miles de jubilados desesperados por acceder a sus jubilaciones, agolpándose en largas filas, hizo peligrar todos los resultados positivos que el Gobierno Nacional viene obteniendo.
El operativo de pago planificado, o mejor dicho mal planificado, expuso justamente a quienes integran el grupo de riesgo y por quienes el presidente pidió compromiso y cuidado en cada una de sus intervenciones.
Con la crisis estallando en los monitores, Alberto recordó que en su momento se le pidió al líder de La Bancaria, Sergio Palazzo, que abra los bancos durante la cuarentena -como hizo España- y supuestamente el sindicalista se negó. De hecho, los bancos afirman que querían abrir todos los días como hacen las farmacias y fue el sindicalista quien se negó. En La Bancaria niegan que ellos hayan rechazado la opción de abrir los bancos, pero el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, respaldó la versión de los bancos.
En el medio del caos matinal de este viernes, Alberto pidió que les ordenen a los bancos abrir este fin de semana. La decisión llegó apenas minutos antes de las 10.00 y no permitió descomprimir la situación: la gente que ya había pasado horas esperando, no se movió de los bancos.
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Ahora, tarde, el Gobierno dispuso un cronograma de pago de jubilaciones y pensiones que, como es habitual, contempla la culminación de los DNI de los beneficiarios.
Las acusaciones fueron cruzadas: Palazzo aseguró que no se “sorprendió” ante la concentración de jubilados y beneficiarios de asignación en las filas de los bancos y pidió un mejor “ordenamiento” de las fechas de pago a Anses, responsabilizando directamente a su titular, Alejandro Vanoli. Además pidió mayor difusión de las medidas.
Pesce, por su parte, habló de una «situación inédita», y admitió que la situación «desbordó» las previsiones iniciales, porque evidentemente «no fue suficiente» la solución que se pensó para hoy, con la duplicación de las bocas de pago. Sin embargo destacó que «no faltara dinero».
Vanoli explicó que se generó “una sobredemanda muy difícil de administrar” pero sin embargo, coincidiendo con Palazzo, dijo que era «absolutamente previsible», declaración que evidencia un malestar con el manejo por parte de Pesce.
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Tampoco faltan las voces que apuntan contra la banca privada por la falta de inversiones, y a otro tema que es de larga data, de matiz social, que resta sin resolver: las condiciones a las que, mes a mes, son expuestas los adultos mayores para el cobro de sus haberes, con largas colas al sol, bajo temperaturas bajo cero o con lluvia. Una situación que este contexto extraordinario nos hace sobredimensionar pero que no deja de ser una postal repetida mes a mes.