El Banco Central de la República Argentina (BCRA) presentó sus lineamientos de política monetaria, ratificando la política de “flotación administrada” para el dólar, las tasas positivas para fomentar el ahorro y algunas asistencias excepcionales al Tesoro para el pago de deudas. En el plan no se incluyeron metas inflacionarias.
Un comunicado de la entidad encabezada por Miguel Pesce, explicó que éstos lineamientos surgen “en el contexto de la emergencia económica y social” heredada del gobierno de Mauricio Macri. En esa situación difícil, la entidad “considera necesario asistir excepcionalmente al Tesoro tanto en la eventualidad de pagos de deuda al exterior como, de ser estrictamente necesario y bajo límites prudentes que respeten el equilibrio en el mercado monetario, financiamientos en moneda local”.
El Central también informó que tendrá “una política cambiaria de flotación administrada para evitar fluctuaciones pronunciadas de la paridad que generen efectos negativos sobre la competitividad, los precios internos y la distribución del ingreso”.
Guzmán viaja a Estados Unidos y se reunirá con funcionarios del FMI
El BCRA aclaró que en ese marco “no es posible desplegar una estrategia de política monetaria donde se fijen objetivos específicos sobre la expansión de los agregados o la inflación”. En lo que hace a la inflación se buscará “una reducción gradual pero sostenible de la tasa a partir de un enfoque de política monetaria prudente, consistente y coordinado con el resto de la política económica y la de ingresos impulsada por el Gobierno Nacional”. Pero siempre se evitará que la tasa “caiga en niveles reales negativos”, buscando rendimientos compatibles “con el financiamiento de la producción y la construcción de una curva de rendimientos a mayor plazo, favoreciendo el ahorro en moneda doméstica”.
Con estas medidas se espera que la inflación inicie un recorrido de “desaceleración” hacia “niveles marcadamente menores que en el 2019” cuando terminó en 53,7% anual “debido a la concurrencia de la política monetaria, cambiaria y fiscal, los acuerdos de precios y la coordinación de estrategias de corto y largo plazo, a través de distintos ámbitos institucionales”.
También se anticipa una modificación en la política crediticia, por considerar que “la intermediación crediticia interna se encuentra también en niveles relativos muy bajos”, apuntando a la necesidad de expandir el mercado de créditos “para atender las necesidades de los hogares y la producción, con un sentido estratégico que permita atender no sólo el corto sino también el mediano y largo plazo”.
Según el BCRA, este conjunto de medidas “permitirán ir definiendo un nuevo encuadre macroeconómico sustentado en la recuperación del mercado interno y el crecimiento de las exportaciones, induciendo aumentos en la inversión y la productividad, lo que permitirá conjugar la expansión de la demanda y el empleo con la transformación productiva necesaria para darle continuidad en el tiempo”.