A último momento, cuando el ministro de Economía Martín Guzmán, ya estaba preparado para anunciar públicamente la extensión del plazo de negociación con los acreedores extranjeros, el presidente Alberto Fernández decidió no seguir prorrogando los tiempos y plantarse en la negociación a pesar de que apenas el 40% de los bonistas aceptó la propuesta argentina y el mínimo era de un 66%. La decisión acerca las posibilidades de default.
Si el presidente argentino no cambia de estrategia en las próximas horas, el 4 de agosto las negociaciones se darán por fracasadas y los acreedores tendrán la opción de buscar por su parte la apertura de una nueva ronda de negociaciones con el país o directamente recurrir a los tribunales de Nueva York para comenzar con el juicio por default.
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La distancia que separa la propuesta oficial de la exigencia de fondos como BlackRock es de apenas tres dólares. El Gobierno Nacional ya advirtió que ya no se movería de la oferta planteada. “Hasta acá llegué. No hay un peso más”, afirmó Fernández.
La propuesta inicial argentina establecía un Valor Presente Neto (VPN) de 41 dólares para los bonos a canjear, mientras que la última oferta ya estaba en un valor cercano a los 54 dólares, lo que muestra una importante mejor por parte de nuestro país. Pero los grandes grupos de bonistas también fueron elevando constantemente las exigencias.
La mejora de la propuesta argentina además contrasta con las cada vez más dramáticas previsiones de retroceso de la economía mundial por la pandemia de coronavirus que pasaron del 2 al 10% entre la primera oferta y la última. “No hay que moverse. Si ya aumentamos la oferta y el mundo se cae, no tiene sentido seguir mejorando como quieren los fondos. Nos quedamos acá, y ni un dólar más”, sostiene Fernández.
Así las cosas, el Presidente argentino sólo volverá a extender la oferta hasta el próximo 28 de agosto si los bonistas adelantan que aceptarán la última propuesta oficial. En este sentido, el gobierno argentino prepara como alternativa un “standstill”, un acuerdo entre el país y sus acreedores que acepte postergar las negociaciones por un tiempo prudencial en el caótico contexto económico actual, evitando ir inmediatamente a juicio.
En caso de que se suspendan las negociaciones, el Gobierno buscará abrir inmediatamente las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). “Ponemos a los acreedores en un standstill, y empezamos a negociar un crédito con el Fondo. Cuando llegamos a un acuerdo, volvemos a abrir la negociación con los acreedores privados”, anticipó Guzmán.