En agosto, la actividad económica se desplomó un 3,8%

Según el más reciente informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), en agosto la economía argentina cayó un 3,8% en términos interanuales, confirmando el fuerte impacto de la corrida cambiaria post PASO. La disparada inflacionaria luego de la devaluación de casi un 30% hizo caer aún más los niveles de consumo y de actividad económica, lo mismo que las tasas de interés récord decididas por el Banco Central para tratar de frenar la corrida, que tornaron imposible el crédito productivo.

La medición sin estacionalidad arrojó una fuerte baja mensual del 1%, revirtiendo el rebote que había mostrado en el mes julio, luego de varias semanas de pax cambiaria. Así, el estimador mensual de la actividad económica ( EMAE) del Indec promedió una caída del 3,2% interanual durante los primeros ocho meses del año. Y todavía faltan conocerse los datos de septiembre y octubre, cuando se manifestará con mayor claridad del impacto de la crisis devaluatoria que siguió a la debacle electoral del oficialismo en las elecciones primarias. Estimaciones privadas anticipan una caída económica de entre un 3 y un 5% para 2019.

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Durante agosto, la economía retrocedió al nivel de diciembre de 2018, ubicándose 7% por debajo del pico de noviembre de 2017. El desplome fue generalizado en diez de los quince sectores económicos relevados por el organismo estadístico. El agro encabezó las subas con un aumento de 6,5% interanual (en comparación con un año anterior de mala cosecha).

Entre los sectores que más fuerte sufrieron la recesión, se destacan el comercio, con una caída de 8,8% interanual, y la industria manufacturera, que retrocedió un 6,6%. Entre ambos sectores, clave de la economía, explican 2,3 puntos de retroceso del IMAE. En términos globales, el mayor desplome fue el de la intermediación financiera, que se desplomó un 16,4%.

Desde la consultora Ecolatina, analizaron: “La economía tendrá sus peores meses hacia el final del año. La principal causa será una debilitada demanda interna. La aceleración de la inflación y el consecuente deterioro de los ingresos reales reducirá el consumo privado, dinámica que impactará negativamente en la actividad industrial”.

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