Durante la mañana de este jueves el presidente Mauricio Macri arribó a Sudáfrica para participar como invitado de la décima cumbre del BRICS, organización de países emergentes con las economías más poderosas del mundo, integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
La Argentina fue invitada a participar en el marco de la iniciativa denominada BRICS Plus, que promueve relaciones de acercamiento y cooperación con otros países emergentes, entre ellos Jamaica, Turquía o Egipto.
Antes de pronunciar su discurso en este espacio, el presidente argentino mantendrá reuniones bilaterales con el mandatario ruso Vladimir Putn, con el chino Xi Jinping y con el primer ministro de la India Narendra Modi, con los que buscará definir posibles inversiones en nuestro país para revitalizar la obra pública, frenada en los últimos meses para cumplir con las directivas del Fondo Monetario Internacional. El viernes mantendrá reuniones con el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa; con el recientemente reelecto presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y con el presidente de Brasil, Michel Temer.
La cumbre del BRICS se lleva adelante en medio de la guerra comercial iniciada por el presidente estadounidense Donald Trump, que amenazó con aplicarle aranceles de 100% a las importaciones chinas, un tema que se espera atraviese todo el encuentro de la ciudad de Johansesburgo.
Los países integrantes del BRICS constituyen un bloque geopolítico que representa al 43% de la población, el 26% del PBI y el 18% del comercio mundial. Este poderío político y económico puede ser clave para contrarrestar las críticas perspectivas para la economía planetaria que podría desatar la “guerra comercial” propuesta por Trump, aunque por supuesto no existe acuerdo total respecto de la estrategia para enfrentarlo, particularmente entre los líderes de Rusia, China e India, las mayores potencias del bloque.
Más allá de la búsqueda de inversiones, otro de los objetivos del presidente argentino en la cumbre pasará por tratar de evitar que la crisis desatada por la política de EEUU haga fracasar el inminente encuentro del G20, del que nuestro país será anfitrión en el mes de noviembre, preservándolo como escenario multilateral que pueda contener los intereses de los principales protagonistas de la economía mundial.
