Por Dante Avaro (investigador del CONICET, licenciado en Economía y doctor en filosofía)
En caso de existir una diosa de la fortuna (la Tychē griega), esta le sonríe al presidente. Justo ahora, cuando más lo necesita, se encuentra con que, siguiendo el adagio popular, el huerto político le da limones, pero ¿hará limonada? Y si hace limonada, ¿será una que podremos disfrutar todos? A continuación, presento tres circunstancias que resultan favorables al presidente; luego, las analizo.
En el momento en que las medidas económicas impulsadas por el ejecutivo entran en una zona que requiere validación del mercado, aunado a una incipiente turbulencia financiera internacional, el presidente Milei se topa con tres circunstancias favorables: el discurso de Macri, la profundización autocrática que envuelve al régimen político venezolano y las truculentas acusaciones que recaen sobre el expresidente Alberto Fernández.
Mediante una aparición meticulosamente cuidada, una compostura mesurada y una comunicación asertiva, el expresidente Macri puso a circular un “don”, en lenguaje llano: puso a circular un regalo. Ni tributo al conductor, ni demanda de opositor, solo una manifestación abierta y pública de cooperación política multinivel. Bajo este escenario, no faltaron en el gobierno y en las fuerzas de LLA personajes —que como Laocoonte en la Eneida de Virgilio— que desconfían de las intenciones de Macri y su regalo, ya que suponen que se trata de un presente envenenado. Si bien no podemos —como decían los moralistas franceses— leer el corazón de Macri, si podemos verificar que el expresidente hizo hincapié en la necesidad de cuidar y fortalecer la calidad institucional de la democracia. Específicamente, se refirió a los gastos reservados para la SIDE y los pliegos (o “el pliego”) para ministros de la Corte Suprema. El regalo de Macri está ahora sobre el buró presidencial. Es importante porque fue un “regalo” hecho en público y mediante un diálogo público, no solo en la trastienda del poder. El tipo de limonada que haga el presidente con este suceso dependerá, entre otras múltiples decisiones, de las otras dos circunstancias. Expongo la segunda a continuación.
La profundización autocrática que lleva adelante el régimen de Maduro, aunado al desamparo trágico y a la persecución política que viven millones de venezolanos, hace que el discurso de Milei resulte —puertas adentro de Argentina— un potente reactivo químico que contrasta con vigor y luminosidad el valor de la libertad frente a las consecuencias de la tiranía. Ya en un terreno regional, el horror que sufren muchos redunda para Milei en una especie de “suerte causal”, como supo decir el filósofo británico Bernard Williams. La tragedia venezolana abre la posibilidad —arduo trabajo de Cancillería mediante— para que Argentina ocupe un rol protagónico en la región. En lo inmediato, algunos pasos serían un acercamiento con la presidenta electa de México y, fundamentalmente, con el presidente Lula da Silva. La tragedia venezolana resulta un tema en donde el encuentro de distantes no provoca humillación a nadie. Si las cancillerías hacen bien su trabajo, podría funcionar como una “escusa” para comenzar a hablar sin necesidad de hurgar en el pasado. ¿Será esta una limonada que quiere preparar Milei?
Es evidente, por último, que tras las acusaciones que recaen sobre el expresidente Alberto Fernández, el gobierno se beneficiará. Sin embargo, y aunque suene a mera especulación, una parte del peronismo también lo puede hacer. Esto resulta posible porque la contingencia entreteje las acusaciones sobre Fernández con la tragedia venezolana. En ese espacio ecléctico y diverso que es el campo de lo “nacional y popular”, no han faltado agrupaciones y voces que siguen defendiendo al chavismo e incluso a Maduro. Sin embargo, muchos otros tienen ahora una oportunidad única para replantear o revelar sus preferencias políticas e ideológicas, aunque sea por mero instinto de supervivencia política. En efecto, al margen de que algunos hagan de las sospechas de corrupción un cuento chino de cómo el liberalismo busca achicar al Estado, otros, en cambio, ven la posibilidad de reinsertarse en un nuevo juego político. Mientras algunos intenten presentar la violencia de género como la resultante de un sistema sin actor, es decir, producida por el “liberalismo patriarcal”, otros querrán hacer pie sobre una roca para transitar por este río revuelto.
En este contexto, no serían pocos los miembros de ese difuso arco político llamado campo nacional y popular que piensan que alejarse del chavismo —es decir, del discurso del socialismo del siglo XXI— y soltarle la mano al expresidente son costos necesarios si el peronismo quiere sobrevivir políticamente. Como nunca antes, el gobierno tiene la posibilidad de abrir un diálogo con aquellos actores políticos que quieren sobrevivir, y esto coincide con la necesidad que tienen ciertos grupos del peronismo en dialogar para sobrevivir, es decir, llegar a ser considerados oposición. Mientras la espuma mediática sube, es esperable que las conversaciones fuera de radar aparezcan. Es el momento de emisarios y negociadores, es decir, momento de la política en su máximo esplendor.
No sé si esa limonada que se puede exprimir por la doble vía del diálogo (interno y externo) sea una que el presidente Milei desea; quizá, él desea tener razón antes que hacer política. Pero si se inclina por esa limonada, quizá no sea una limonada que quiera probar de nueva cuenta Macri. Se abriría, así, una tremenda temporada de actividad política. Esto sin duda revitalizaría el juego democrático. Aunque si así fuese, ¿cuáles serían los nuevos ganadores y perdedores? Videbimus.