Una denuncia revela el entramado que el ex Intendente Nicolás Ducoté presuntamente tenía con su principal socio, el empresario Jorge Leonhardt, quien colaboró en todas sus campañas electorales y terminó siendo el hombre en las sombras de la Secretaría de Seguridad, desde donde según la denuncia, se realizaban tareas de inteligencia para perseguir opositores, conformar fuerzas de choque y hacerse de fondos públicos.
La denuncia incluye el testimonio de numerosos empleados municipales que, ya sin el miedo de estar bajo el mandato del ex Intendente de Cambiemos; se animan a hablar y a contar cada una de las artimañas que el ex jefe comunal y sus funcionarios llevaban adelante para los fines antes mencionados, e incluso aportan detalles novelescos de cómo se los utilizaba como choferes personales que tenían que hacer viajes a boliches de Capital Federal, hasta niñeras jornada completa en Punta del Este o trabajos de mantenimiento en sus quintas privadas.
La historia tiene en el centro de la escena a Nicolás Ducoté y al empresario Jorge Leonhardt, que durante 2015, 2017 y 2019 se encargó de reunir los fondos que financiarían al ex Intendente PRO durante sus campañas electorales. Eso le permitió a Leonhardt convertirse en uno de los hombres con más influencia del gobierno. Pese a no haber ocupado nunca un cargo público, Ducoté lo premió con el manejo de un importante área: Seguridad. Allí logró hacerse dueño de uno de los más abultados presupuestos municipales, así como valerse de la estructura del área que incluía móviles, cámaras por todo el distrito, un oscuro Centro de Operaciones ubicado sobre la Panamericana y una planta municipal de cientos de personas.
Un verdadero faraón, que utilizó como brazos a su propio hijo, Federico Leonhardt; quien, terminó investigado por la Justicia de Campana en la causa de los microcréditos que se utilizaron para comprar votos. Pero también a Miguel Ávalos, quien se desempeñaba como responsable de operaciones del Centro de Operaciones Municipales (COM) y a su mujer, Analía Leiva de Jesús. De hecho, fue la quinta privada que estos tienen en Los Cachorros la que terminó siendo allanada por guardar documentación relacionada a la causa de los microcréditos y, que, a causa de eso se descubrió que además era custodiada por una patrulla municipal encargada de proteger la propiedad y la información que esta escondía.
Pero eso no era todo. A partir de la denuncia se sabe que todos la estructura de Seguridad funcionaba a disposición de los funcionarios, tanto para ejecutar sus grandes maniobras como para realizar cada uno de sus temas privados. Existen varios casos de de los empleados municipales fueron removidos de su puesto de patrullaje para pasar a cumplir tareas como chofer privado de Leonhardt y sus hijos; a quienes debían hacerles las compras del supermercado, llevarlos y traerlos de los boliches de Capital Federal y cargarle nafta a sus vehículos privados, siempre con las tarjetas de YPF pertenecientes a la Municipalidad.
Lo mismo hacían Ávalos y Leiva: “Me indicaban, llevar a sus dos hijas a la escuela o a los lugares que los padres disponían”, cuenta uno de los empleados en la denuncia. Otro de ellos explica que “estas tareas (de chofer y seguridad personal de la familia Ávalos) se naturalizaron tanto que en ocasiones incluyeron realizar tareas de mantenimiento de fincas privadas”, y aclara, además, que los materiales que utilizaban se buscaban a nombre del Municipio a los distintos proveedores estatales.
El colmo del abuso es el de una policía, a la que se obligó a salir de vacaciones a Punta del Este pero no para realizar tareas de seguridad, sino para trabajar como niñera de la familia y hasta hacer de empleada doméstica.