Mediante un informe de sus economistas, el Fondo Monetario Internacional reconoció que durante el gobierno de Mauricio Macri existió un «optimismo indebido» por parte de los inversores «ansiosos por otorgar préstamos a la Argentina».
Los especialistas indicaron que el cambio de signo político en diciembre de 2015 ocasionó una gran expectativa en los inversores internacionales, “ansiosos por otorgar préstamos a la Argentina”.
Esto “permitía al país evitar el ajuste fiscal y, en cambio, satisfacer sus necesidades de financiamiento mediante la emisión de US$ 56.000 millones de deuda externa entre enero de 2016 y junio de 2018, alrededor del 9% del Producto Bruto Interno (PBI) de 2017”.
No obstante, el documento da cuenta que “se hizo cada vez más difícil racionalizar estas condiciones benignas de endeudamiento basadas en los fundamentos económicos existentes, en contraposición a las expectativas sobre los futuros” y que, muy pronto, “el sentimiento de optimismo” de los inversionistas “se agrió”.
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También indican que «las reformas de Macri no trajeron las mejoras inmediatas que los inversores y los argentinos esperaban, lo que finalmente hizo que Argentina perdiera el acceso a los mercados de capital internacionales, y la llevó al préstamo más grande en la historia del FMI en julio de 2018 (de US$ 56.000 millones), seguido de un proceso de reestructuración que involucró US$ 65.000 millones en deuda externa».
“El hecho de que un país a veces pueda pedir prestado a una tasa que se desvíe del valor sugerido por sus fundamentos económicos, puede explicarse por agencias de calificación u organizaciones internacionales que adoptan una visión excesivamente optimista, o mediante analistas que compran relatos sobre el futuro, que conducen a una perspectiva irracionalmente exuberante, como lo hacen los inversores ocasionalmente con determinadas acciones», añadieron.
Por eso el Fondo consideró que “el optimismo indebido en torno a un país” suele estar seguido de resultados económicos adversos”, como “menor crecimiento económico y mayor crisis”.
«Esta es una fuerte evidencia de que el sentimiento afecta el ciclo económico, con olas de optimismo indebido que a menudo provocan daños económicos más adelante», explican los economistas. Asimismo, señalan que “los episodios durante los cuales un país se encuentra en condiciones de endeudarse a tasas que son bajas” por sus fundamentos económicos “pueden convertirse en un regalo muy parecido al mitológico Caballo de Troya”.
