Se agudiza la crisis en Santa Fe y Perotti culpa al Socialismo por el déficit de la provincia

La gestión de Omar Perotti comenzó con serias dificultades y varios frentes de batalla abiertos, sin caja para poder afrontar pagos de salarios y con deudas con proveedores, contratistas y comunas. Además, el gobernador tuvo un duro revés en la Legislatura ya que no logró aprobar un paquete de leyes de emergencia que considera clave para afrontar «la crisis».

El mandatario estableció que el Socialismo, tras 12 años de gestión, dejó «tierra arrasada», con cuentas públicas en rojo: «La deuda de Santa Fe es de unos $25.000 millones; el rojo de la caja de jubilaciones, de unos $10.000 millones, y el déficit, de unos $15.000 millones. Nos encontramos con este panorama desolador. Estamos en una crisis severa de las cuentas públicas que dejó el socialismo, que no quiere asumir que dejó esta provincia en emergencia».

Bajo este panorama, el mandatario tomó la decisión de extender los plazos de los pagos de salarios a trabajadores públicos, lo que desató la furia de los gremios estatales que en los primeros días del año realizaron protestas en la gobernación para que se revea la medida. Con esta disposición, muchos empleados cobrarían su salario entre los días 14 y 15 de enero.

Para Gustavo Terés, titular de Amsafé Rosario, es necesario «impugnar el cronograma de pago del gobernador Perotti para los empleados públicos. Creemos que esta es una definición de una política de ajuste, y no queremos volver a los 90». Sin embargo, desde el Gobierno insisten en que no hay otro camino y no planean cambiar el cronograma de abono. Argumentan que «el déficit es de unos 20.000 millones de pesos» porque «hay un sinnúmero de gastos no pagados a proveedores, contratistas, municipios y comunas», tal como señaló el ministro de Gestión Pública, Rubén Michlig.

El oficialismo no solo responsabiliza al Socialismo por la gestión que tuvo sino por la «poca colaboración» que muestra con la actual administración en el Parlamento, tal como indican fuentes del entorno del mandatario. En esa línea, Michlig afirmó que «hay una oposición que está lejos de darle gobernabilidad [a Perotti] y que no hace otra cosa que poner palos en la rueda, como ocurrió en la transición».

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Precisamente, el funcionario se refirió al paquete de leyes de emergencia que impulsó el Frente de Todos y que ni siquiera fue debatido en comisiones ante las críticas de socialistas y radicales que integraron la gestión del PS. En dichas iniciativas, se buscaba declarar la emergencia en las áreas de seguridad, social, alimentaria, sanitaria y en contrataciones del estado, entre otras.

Sin estas leyes, desde el FdT indicaron que se «carecerá de herramientas para poder financiar el déficit». Y añadieron que el oficialismo va «a insistir con proyectos similares. La preocupación de muchos es qué hacemos con la cláusula gatillo, pero tenemos necesidades básicas que no se están pudiendo atender hoy».

Apenas existió consenso entre los bloques mayoritarios para reperfilar algunos puntos del Presupuesto que ideó Lifschitz, y que fue aprobado por la anterior composición parlamentaria y con un curioso apoyo de un sector del PJ, en el que se reconocen un déficit de $8000 millones y se autorizan al Ejecutivo a un endeudamiento de $12.000 millones. Y un aumento impositivo, con subas de ingresos brutos para las cereales y bancos que pasaron de pagar 0,5 a 2%, luego de arduas negociaciones con la oposición.

Asimismo, el mal humor social de un sector de la población crece y el propio Perotti lo sintió: un reclamo de ciudadanos por mayor seguridad terminó con un escrache en su casa. En dicha manifestación, se arrojaron huevos y se realizaron pintadas contra la vivienda del mandatario provincial.

«Estos hechos no se inscriben dentro de la movilización general. Acá hay rosca política, muchos intereses de algunos sectores por mostrar que la responsabilidad de este desmadre es de la actual gestión. La gente no realiza esos hechos de violencia», apuntó el ministro de Seguridad, Marcelo Saín. Y agregó que los dirigentes socialistas Miguel «Lifschitz y (Rubén) Galassi deberán responder qué hacían ahí sus militantes. Hubo una participación, sin lugar a dudas, son militantes socialistas» los que participaron del escrache, afirmó el funcionario, en declaraciones radiales.

Alberto Fernández reaccionó y condenó lo sucedido: “No debemos tolerar a los violentos que insultan y escrachan, cualquiera sea la motivación que los impulsa a hacerlo. No puede haber más víctimas de la locura”, sostuvo en su cuenta de Twitter el jefe de Estado. Y agregó que «llegó la hora de construir un tiempo de respeto mutuo, mi solidaridad con Omar Perotti».

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