Los números que dio a conocer AFARTE, la entidad que nuclea a los fabricantes de productos electrónicos de Tierra del Fuego, no dejan lugar a dudas: en el primer bimestre se fabricaron 1.036.350 teléfonos celulares, frente a 1.728.307 del mismo período de 2016 en la provincia austral, lo que significa una caída del 40% de la producción.
Esta drástica caída también significa destrucción de empleos: de 9.700 trabajadores promedio durante 2016 se pasó a 6.900 personas en el primer bimestre de 2017. Hay dos elementos que se conjugan para determinar la crisis. Uno, es el aumento del contrabando que representó casi un cuarto de las activaciones totales que se hicieron durante el año pasado y, a su vez, produjo que las ventas hayan bajado.
Otro ítem a considerar son los precios. Según un informe de la consultora Integra Go, un celular promedio costaba a fin de 2016 en la Argentina un 115 % más caro que en Estados Unidos, frente al 50% de Brasil, 33% de Uruguay y 28% de Chile. Si bien el Gobierno decidió quitar aranceles de importación a productos como PCs y tablets, no incluyó a los celulares por una cuestión geopolítica en el régimen de promoción industrial de Tierra del Fuego, única provincia en donde se fabrican dichos productos.
Para el secretario de Comercio, Miguel Braun, «los celulares han bajado bastante de precio durante el último año y, además, en la Argentina hay más de 50 millones de celulares. No vemos que haya un problema de acceso a los celulares. Nosotros queremos que sean los mejores y cuesten lo más barato posible. Estamos trabajando para ir en un camino que vaya en esa dirección, pero no vemos que sea necesario hacer cambios en este momento”.