La conducción de la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos volvió a quedar envuelta en un escándalo tras la decisión del histórico líder Luis Barrionuevo de designar a su hija Sandra como titular de la obra social del gremio, una de las cajas más sensibles y estratégicas del sector sindical.
La resolución, fechada el 4 de diciembre, fue ejecutada sin consulta al Consejo Directivo y sin justificación pública. La maniobra detonó la furia de dirigentes que hasta ahora acompañaban al veterano sindicalista, entre ellos el tesorero Norberto Latorre, un histórico hombre de confianza de Barrionuevo, hoy convertido en una de las voces más críticas.
Una designación bajo sospecha
Según reconstruyen referentes internos, el malestar no responde solo a la ausencia de debate: Sandra Barrionuevo no es afiliada a UTHGRA, un dato que para muchos dirigentes transforma el nombramiento en un acto abiertamente ilegítimo.
A esto se suma un antecedente que vuelve todo aún más opaco: Sandra fue candidata en la última elección del gremio, pese a que posee actividades comerciales propias dentro del sector gastronómico, lo que abre una ventana directa a acusaciones por conflicto de intereses y manejo cruzado de recursos.
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“Esto no tiene justificación. No hay criterio, no hay explicación, no hay institucionalidad”, confió off the record un dirigente del sindicato que hasta hace poco integraba el armado barrionuevista.
La obra social, el verdadero botín
La pelea de fondo no es menor. La obra social de los Gastronómicos administra un volumen millonario en prestaciones y aporta un fuerte poder territorial, político y financiero. Su conducción es clave para cualquier interna, y la decisión de Barrionuevo de colocar allí a su hija es leída por los propios como un movimiento para blindar el control familiar sobre el corazón económico del sindicato.
Para agravar el panorama, días antes del nombramiento se oficializó una resolución que endurece brutalmente las condiciones de ingreso: exige un salario bruto de $1.176.470,59 y un aporte obligatorio de $90.000 para conservar la cobertura médica.
En un sector donde más de la mitad de los trabajadores están en negro, la medida fue interpretada como un recorte encubierto que deja afuera a miles de trabajadores y concentra la estructura en manos de pocos.
Un gremio en llamas
La interna gastronómica ya venía golpeada por la disputa con el sector de Dante Camaño, pero la designación de Sandra abrió un nuevo frente que amenaza con partir al gremio en dos. Dirigentes que acompañaron a Barrionuevo durante décadas advierten que el líder está tomando decisiones “sin reglas, sin debate y sin límites”.
Trascendió que Latorre analiza directamente apartarse de su cargo, lo que sería un golpe político profundo para la conducción nacional. “Si esto sigue así, lo que se rompe no es solo la conducción: se rompe el gremio”, deslizó otra fuente consultada por Informe Político.
Un modelo sindical agotado
El episodio vuelve a poner bajo la lupa el sistema de poder que Barrionuevo mantiene en UTHGRA desde hace décadas. La designación de familiares, la imposición de medidas sin consulta y el desplazamiento de históricos funcionarios exhiben un modelo de conducción cerrado, personalista y cada vez más cuestionado.
En un contexto de crisis generalizada, los trabajadores gastronómicos quedan atrapados entre una obra social que expulsa afiliados, una conducción que decide sin rendir cuentas y una interna que amenaza con convertirse en fractura abierta.