La ministra de Educación porteña Soledad Acuña analizó la tensa relación con la cartera educativa a nivel Nación, que viene rechazando las propuestas de la Ciudad para retomar las clases presenciales en el marco de la alta incidencia de la epidemia de coronavirus. La funcionaria anticipó que en diciembre se tomarán exámenes para evaluar el rendimiento escolar y que los alumnos que desaprueben deberán cursar en enero.
En diálogo con Clarín, Acuña explicó que en Ciudad “se fueron haciendo aperturas y fuimos viendo cómo, de manera cuidada, se podía garantizar que la tasa de contagio no subiera”. Y agregó: “Fue entonces que planteamos volver a la presencialidad en la escuela. Que no sea la vuelta a clases, pero por lo menos empezar a dar señales de que es posible”.
En ese sentido, aseguró que están “todos los días” tratando de buscar “diálogos con Nación, mostrar alternativas, buscar propuestas diferentes”. Respecto de la resistencia de la cartera encabezada por Nicolás Trotta a habilitar las propuestas porteñas, destacó: “Hoy hay un solo marco normativo que regula la actividad: la resolución que se firmó en el Consejo Federal, que es homogénea para todo el país. Pero los especialistas en salud dicen que las decisiones deben tomarse según las regiones. Y las urbanas, como la Ciudad, no pueden tener los mismos indicadores que se toman para una provincia que tiene ruralidad amplia”.
En relación con Trotta, agregó: “Entiendo que como ministro nacional tiene que tener una mirada de todas las jurisdicciones, y que puede haber temores respecto a lo que pase en la Ciudad, que condicione -como vidriera- a otras provincias. Pero nosotros no vamos a dejar de buscar alternativas, y de presentar propuestas. No vamos a quedarnos con los brazos cruzados y resignarnos a que no podemos volver a la presencialidad”.
La funcionaria destacó los problemas que está generando el aislamiento en los estudiantes: “Nosotros hicimos estudios con la fundación INECO, para ver cómo están los chicos, los adolescentes y los docentes en este proceso de pandemia y aislamiento. Y nos dicen que los más chicos están teniendo retrocesos madurativos; los que son un poquitito más grandes de primaria, están con proceso de ansiedad, de perdida de sueño, o de alteraciones por toda la exposición a los electrónicos; y además, la desmotivación respecto del aprendizaje remoto. No vas a encontrar un docente que hoy no te diga que le es dificilísimo que los chicos y chicas se conecten, que prendan la cámara, que respondan la tarea a tiempo, que sean creativos, que respondan de forma completa. Entonces, contra todo eso tenemos que volver. No con la escuela del 16 de marzo, pero sí con alguna forma de presencialidad que les permita a los chicos el encuentro entre pares, con un docente, en un espacio físico distinto a su casa. Por eso nuestra insistencia”.
Acuña denunció que los cuestionamientos gremiales al reinicio de clases presenciales no son de todos los sindicatos sino de “dos que, históricamente, se oponen a lo que hacemos”: “Uno porque responde al oficialismo, que es kirchnerista, es Ctera a nivel nacional y UTE en la Ciudad, y el otro es de izquierda: tiene una mirada filosófica del mundo distinta. Ahora, el resto de los sindicatos, no solo están a favor de trabajar la vuelta a la presencialidad, sino que vienen colaborando en pensar los mejores mecanismos para que esto sea seguro para sus representados”.
La funcionaria consideró que “antes de fin de año” se va a avanzar en la aprobación de “algunas instancias presenciales para todos los chicos”. Y anticipó: “El año que viene, si el virus sigue así, el 2 de marzo al iniciar las clases lo más probable es que tengamos que pensar modelos de escuela mixta. Estamos mirando el mundo y viendo cuáles son las mejores experiencias”.
Ciudad: Gremios docentes vuelven a rechazar el regreso a clases que propone Acuña
En relación con las evaluaciones de aprendizaje, Acuña detalló que el viernes pasado aprobaron una resolución “que regula el modelo de promoción y acreditación de saberes en la Ciudad”. Al respecto, explicó: “En el país se estableció que los años 2020 y 2021 son tomados como un ciclo en el que no se repite. Hay que dar los contenidos, de los dos años, con pisos mínimos, y se tienen que poder acreditar los logros de los aprendizajes. Ahí es donde nos pondremos firmes. La promoción será por ciclo, pero la acreditación de saberes por año”. Y agregó: “Las familias recibieron, en la primera parte del año, un documento que era una valoración pedagógica del proceso: las habilidades que los chicos habían desarrollado en autonomía, cómo se habían presentado frente al conocimiento, si habían respondido las tareas. Esta segunda parte del año, en cambio, se va a dividir en dos informes. Uno en octubre, que va a ser una valoración formativa. Y el segundo en diciembre, donde ahí sí va a haber una calificación”.
La evaluación en Ciudad para certificar que se hayan alcanzado los contenidos 2020 será en la escala “en proceso, suficiente y avanzado” y los alumnos que no aprueben tendrán que cursar en “nuevas instancias obligatorias para poder adquirir esos conocimientos” durante el verano y el ciclo 2021, en una suerte de escuela de verano con jornadas extendidas, horas adicionales y funcionamiento los sábados (para lo que se contratarían docentes especialmente). “Van a tener que concurrir, para ver si promocionan o no, al finalizar el ciclo 2021”, finalizó Acuña.