De la Rua, el radical que siempre estaba a la derecha

Por Rubén Pereyra

Hace más de 15 años, quien esto suscribe junto con otros periodistas participábamos de un gruabpo que intentaba renovar el periodismo. Se llamaba Metaprensa y además de una publicación tenía un programa de radio. “Nos mean y dicen que llueve” era el elocuente título del programa, que por otra parte no era original sino que fue copiado de un graffiti en las paredes de Canal 13, ya por entonces el canal líder en mentiras. En ese programa teníamos una sección, se llamaba contranecrológica, y en ella nos dedicábamos a hablar mal de la gente que se moría. No porque fuera necesario siempre, sino porque en algunos casos se obviaba la historia de esa persona, que la muerte transformaba en alguien “serio”, “responsable” o, quizás, “un demócrata cabal”.

Pensábamos que el periodismo argentino se había librado de esta hipocresía hasta hoy, cuando conocimos que el ex presidente Fernando de la Rúa había fallecido. Hubo que escuchar en algunos medios (hubo honrosas excepciones, por suerte) que era un demócrata y varios adjetivos loables más. Pocos se dedicaron a recordar, no el corralito o la tremenda crisis económica y social que ayudó a desatar, sino que fue el presidente que ordenó la matanza en las calles de 39 personas. Fue sobreseído por la Justicia porque dijo que no dio la orden directa y que se enteró después de renunciar que había muertes. Sin embargo, había decretado el estado de sitio, que no es otra cosa que la prohibición de manifestarse y la vía libre para la represión indiscriminada en todo el país, que es lo que sucedió. Si eso no es responsabilidad política, ¿qué lo es?

Hay algo que sí podemos rescatar de De la Rúa, y es su consecuencia para ubicarse siempre a la derecha de su partido, la Unión Cívica Radical. Sólo el menemismo y la afiebrada locura de Carlos “Chacho” Alvarez de ganar la presidencia con la alianza que sea pudo transformar a De la Rúa en alguien “progresista”. Su oportunismo y sus ganas de quedar en la historia hicieron que disimule su histórica tendencia al liberalismo económico. El aparato de la Unión Cívica Radical hizo el resto, Chacho Alvarez quedó en el camino y se transformó en el vicepresidente más efímero de la historia democrática argentina. Pero ésa es otra historia.

De la Rúa fue el líder de la Línea Nacional del radicalismo, enfrentada a la línea Renovación y Cambio de Raúl Alfonsín. Queda claro quién estaba a la derecha y quién a la izquierda. De la Rúa fue diputado, senador y en 1996, tras la reforma constitucional, se transformó en el prmer jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires elegido por voto popular.

Asumió la presidencia tras derrotar a Carlos Menem, con la Alianza, en 1990. Esa fuerza política había llegado con la promesa de terminar con la década infame menmista; pero, lejos de ello, sus medidas fueron una catarata de desaciertos y una continuidad de aquellas políticas, que derivaron en las jornadas de diciembre de 2001, que culminaron con la renuncia del ministro de Economía, Domingo Cavallo, primero, y del presidente Fernando de la Rúa, después.

Mucho se ha leído y se leerá estos días sobre su carrera política. No será en estas líneas que rescataremos la figura política del dirigente radical, que dicho sea de paso también fue expulsado de su partido en el año 2003. Preferimos cerrar esta contranecrológica con la lista de asesinados en el fin de su gobierno: Graciela Acosta, Carlos “Petete” Almirón, Ricardo Alvarez Villalba, Ramón Alberto Arapi, Rubén Aredes, Elvira Avaca, Diego Avila, Gustavo Ariel Benedetto, Walter Campos, Jorge Cárdenas, Juan Delgado, Víctor Ariel Enríquez, Luis Alberto Fernández, Sergio Miguel Ferreira, Julio Hernán Flores, Yanina García, Roberto Agustín Gramajo, Pablo Marcelo Guías, Romina Iturain, Diego Lamagna, Cristian Legembre, Claudio “Pocho” Lepratti, Alberto Márquez, David Ernesto Moreno, Miguel Pacini, Rosa Eloísa Paniagua, Sergio Pedernera, Rubén Pereyra, Damián Vicente Ramírez, Sandra Ríos, Gastón Riva, José Daniel Rodríguez, Mariela Rosales, Ariel Maximiliano Salas, Carlos Manuel Spinelli, Juan Alberto Torres, José Vega, Ricardo Villalba

(Uno de los asesinados, Rubén Pereyra, no era pariente de quien firma estas líneas. Tenía 20 años y fue baleado por la policía cuando regresaba a su casilla con una caja de alimentos que le habían entregado en un supermercado de Rosario, Santa Fe.)

 

Comentarios

Dejar respuesta